Rentismo Petrolero Autocrático.


   Tras el velo del supuesto "avance económico de la revolución bolivariana" ,se pretende encubrir la cruda realidad de un país que se encuentra inmerso en una profunda crisis económica; a pesar de la extraordinaria bonanza petrolera que ha disfrutado, la economía venezolana ha mostrado una marcada recesión (caída del 3,3% del PIB), y un déficit de $7,3 millardos en el 2009. Lo cual representa el primer descenso del PIB en estos últimos cinco años. Recesión que seguramente se profundizará en el curso del 2010, como consecuencia del deterioro del sistema eléctrico nacional, y de la falta de producción de gas, factores vitales para el crecimiento económico de cualquier país. Aunado a ello persiste una galopante inflación que carcome la capacidad adquisitiva de los venezolanos, un creciente desempleo, y una mayor precarización laboral.

   En estos once años todos los planes económicos del régimen han sido un total fracaso, unos peores que otros. La versión goebbeliana de que con la revolución bolivariana, Venezuela se transformaría en una potencia económica mundial, ya no la cree nadie, ni lo más sumisos aplaudidores del proyecto. La realidad demuestra que, lejos de haberse creado las bases para transformarnos en una verdadera potencia industrial, con una economía diversificada y sostenible, lo que se ha impulsado es una veneración supersticiosa del Estado y del Presidente, la consolidación de un capitalismo de Estado dependiente, y la profundización del modelo rentista petrolero. Al unísono, se ha acentuado una flexibilización laboral de sello neoliberal que ha desmejorado las conquistas sociales de los trabajadores. 


  Seguimos siendo un país subdesarrollado, con una economía que depende mayoritariamente de la renta petrolera (80% de los ingresos fiscales del Estado), lo cual condiciona el desarrollo del país al consumo petrolero mundial y a las oscilaciones del precio del crudo en los mercados internacionales. Dependencia que se agrava aún más, dadas las políticas entreguistas y complacientes del régimen para con las petroleras multinacionales (empresas mixtas en la Faja del Orinoco, entrega de las Plataformas Deltana y Falconiana). Igualmente, el rentismo militar autocrático ha impulsado una economía de puertos, favoreciendo las adquisiciones foráneas, lo cual ha destruido al aparato productivo, en especial a la pequeña y mediana industria (cierre de más de 40% de las empresas manufactureras que existían en 1998). Paralelamente con el ascenso de las importaciones, se ha producido una disminución importante de las exportaciones no petroleras.

   En Venezuela nada ha cambiado, seguimos siendo una economía monoproductora, subdesarrollada y dependiente, donde un falso mesías tropical nos pretende vender un estatismo capitalista explotador con envoltura socialista, como parte de un libreto orientado a darle continuidad al proyecto hegemónico del pasado.

   Venezuela sigue siendo un país que toma sus decisiones casi basado en su gran riqueza petrolera. El quinto exportador mundial de crudo y miembro de la OPEP tiene todos los componentes y atributos para iniciar el despegue sostenido de su economía. Pero ¿qué ocurre?, ¿qué factores estrangulan este desarrollo?, ¿por qué la pobreza no disminuye más rápido? En Venezuela la polarización social ha sido extrema, y la política puede afectar la economía, y la economía a la política. El ambiente de negocios se ha enrarecido, y ha existido no solo fuga de capitales financieros, también fuga de capital humano.

   Existe un extendido rentismo petrolero, grupos de interés (que no necesariamente son los más pobres de la sociedad) que son mantenidos a través de los ingresos que genera esta gran riqueza. Y en este proceso  comunes con la historia de izquierdas y derechas de Latinoamérica: idolatría del Estado (como en México de principios del siglo XX), corporativismo y politización del derecho. Y se busca una estrategia de desarrollo diferente a los ritmos y exigencias que impone la inevitable globalización. Las empresas privadas son vistas como enemigas del desarrollo de Venezuela y el derecho está al servicio de los sueños del actual presidente Hugo Chávez. Su principal juguete “Petróleos de Venezuela PDVSA”, la estatal petrolera, va a resolver todos los problemas tanto internos como externos: financiamiento de planes sociales de las denominadas “Misiones” (objetivo legítimo para un país con gran parte de la población viviendo en condiciones de pobreza), las crecientes necesidades energéticas de Cuba, y además satisfacer toda la red local que beneficia y profita de este rentismo petrolero. Es cierto que Chávez fue confirmado para terminar su mandato el 2007 en la elección de Agosto del 2004, pese a los millones de firmas que se recolectaron para solicitar este referéndum. Pero ¿qué realmente sucede que no deja al descubierto un esquema de desarrollo frágil, un modelo social que no cohesiona?.


   La respuesta es que el precio del petróleo ha estado en una senda expansiva, y esto ha beneficiado inconmensurablemente a la nación caribeña. El gasto público en los últimos trimestres ha estado creciendo al 60% nominal (los ingresos del fisco crecen a la par); y es preciso señalar que el 50% de los ingresos del gobierno equivalen a los ingresos petroleros. Pese a todo, el fisco tiene un déficit que debe financiar en el mercado interno a través de la banca privada y estatal, lo que impide que esta sea una palanca efectiva de intermediación financiera hacia nuevos proyectos. La inflación aún está en el rango del 15% anual, y su tasa de cambio, pese al sistema de control, se ha venido devaluando permanentemente. Existe un extendido y amplio sistema de control de precios y algunos precios de servicios públicos incluso están congelados por ley. El desempleo abierto, pese a la riqueza que representa el crudo en la economía, bordea el 15%. Además, su posición de cuentas externas es de una magnitud increíble: 12% del PIB, con lo cual sólo se podría esperar fortalecimiento del Bolívar, lo que no ocurre por el cierre de negocios, empresas y fuga de capitales extranjeros. La pobreza, que es un fenómeno extendido y anterior a Chávez, bordea el 60% de la población. Sin embargo, las cifras para el 2005 son alentadoras; se espera un crecimiento del 7% y el gobierno aspira que la inflación alcance un dígito, pero ¿estamos aún en la fase de recuperación luego de las bruscas caídas de producción del 2002 y del 2003? , o ¿es un crecimiento sostenido?. Inevitablemente Venezuela con todas las medidas económicas tomadas en el último tiempo acentúa su dependencia monoexportadora, la tan temida “dependencia de materias primas”. 

   El aumento de royalties a la inversión extranjera, la negativa a incorporarse en las grandes zonas de comercio, la autorización discrecional del gobierno para aprobar o rechazar nuevas inversiones, el abultado déficit fiscal, los controles de precios y la excesiva ideologización de la economía, se traducirán inevitablemente en una profundización de la dependencia petrolera, con todo el rentismo de los grupos de interés y presión que obtienen regalías del Estado. Chávez, pese a todo, sigue teniendo una popularidad que no es menor, en un país polarizado y dividido,…..la pregunta es, ¿Qué pasará cuando el precio del crudo vuelva a niveles más normales?. Por esta razón, esperando aquel momento, Venezuela debe abrir sus mercados, desregular sectores, y aprovechar el potencial de inversores que son especialistas en administrarriesgos y así poder diversificar la base de producción de la nación. Pero esto no tendrá los efectos esperados, si la cohesión social, la civilidad y el respeto democrático no se vuelven a instaurar. Los pobres de Venezuela lo requieren.



2 comentarios:

  1. no me gusto el blog, yo quería información y lo que conseguí fue basura y por cierto Venezuela depende del rentismo petrolero desde que se empezó a explotar petroleo

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